
Mi casa es mi fortaleza,
sin guerras, escudos ni llamas,
mi hogar es mi gran defensa
sin gritos, heridas ni balas.
El crujir de la leña en llamas
tiene aquí un olor humano,
música que resuena a antaño,
a risas, suspiros y llantos.
Mi alegría en ella pasa,
escondiéndose en los rincones,
porque siempre sale a flote
cuando la vida peor lo pone.
Mi casa es una gran bufanda
tejida de mil colores,
tesoro de generaciones
de grandes mujeres y hombres.
Nuestra casa somos nosotros
y vayamos donde vayamos,
y con semejante tesoro,
estaremos siempre a salvo
de huracanes y naufragios.