lunes, 25 de octubre de 2010

la hormiguita y el gigante


Escuchaba desde otra habitación el programa de radio que oía mi madre, gran aficionada a este medio. Como muchas tardes, no era más que un murmullo radiofónico. Los interlocutores hablaban sobre un tema en cuestión e intercambiaban opiniones diversas. Hasta ahí todo normal, algo cotidiano. Pero poco a poco ese interveniente fue subiendo su tono de voz hasta que las palabras le salían de forma atropellada. Paradógicamente el silencio perturbador que se debía estar viviendo en directo era perfectamente perceptible por todos los oyentes.


Este hombre era el alcalde de Rota, primer edil de un ayuntamiento gobernado por la formación Roteños independientes (una hormiguita a la que hay que aplastar antes de que se sumen otras y se forme aquí la de Dios)


Contaba el buen hombre el particular vía crucis que le ha estado costando ejercer como alcalde de Rota y narraba, tomando como referencia algunas poblaciones vecinas, la dejadez y negativa de la Junta de Andalucía (el pie gigante que aplasta a las hormigas díscolas y rebeldes) ante los proyectos paridos por este partido.



¿Será posible? ¿Será posible esa forma de hacer política? ¿Cómo no se les va a llamar dictadores a aquellos que rechazan lo que no es de mi partido?Hasta allí, hasta Rota, habrán llegado también las voces de aquellos que anuncian camiones de dinero y garantías de mejora si votan al capullo, qué también está en la Junta. Por aquí también escuchamos esa canción y todavía estamos esperando esa garantía...


Por lo que he podido leer a posteriori, Lorenzo Sánchez, el alcalde, achacando principalmente problemas de salud, dimite de su puesto.

Haciendo uso de la tradición oral: Clama al cielo

domingo, 3 de octubre de 2010

Una vez más...

Gracias a ese camarero de Barajas que lejos de conseguir lo que quería, ridiculizar mi habla, me inspiró para hacer este artículo. Gracias.
A todos los absurdos, borricos, catetos, demagogos, envidiosos, fanáticos, gallitos, halagüeños, ignorantes, jergones, kitsch, lábiles, mediocres, nimios, ñoños, obscuros, paletos, quedos, relamidos, simples, tontainas, ultras, viciados, weak, xenobláticos, yertos y zopencos que siguen pensando que aquí abajo se habla mal.

Pasaba por se cateta
y eres una eminencia,
tostada piel morena
manos llenas de grietas.

Desde la antigüedad deseada y carismática para suretes y aqueos, primera en dar cobijo a nómadas y viajeros.
Abre sus brazos Indalo en el enclave de los Millares que da a luz a dos formas: Tartessos y Levante.
¡Ay Tartessos! La primera gran civilización: puntera, rica y moderna, tal vez fue esta la razón. Razón de tu agonía, y así viniste a caer; muchos amantes te querían, pero era falso su querer.
Tú, sabia y hospitalaria permitiste aterrizar a Fenicios y Cartagineses que venían a negociar. Cuan sorprendidos quedaron de tu riqueza natural que, más que el trueque, pretendieron robar, arañar, usurpar. Y te defendiste como supiste pero se veía el gran final: tú chillando solita ante toda una capital que contaba con el apoyo de los reinos de ultramar.
Llegó la grande, Roma, y venía en son de paz, invadidos e invasores con los mismos derechos, de igual a igual. Los nuevos pretendientes te llaman la Bética, pero eres la de siempre, la honesta, la de las buenas maneras.
Tras la huida de los godos llega a tu puerta el Islam, abre la aldabilla y tras moaxajas y zéjeles se quedan a pernoctar. Te coge de la mano y te lleva a pasear por castillos, torres y mezquitas…una velada ideal.
Y una de tus hijas se alza como la mejor, el no va más: la quieren astrólogos, poetas, pintores, todos se quieren casar con la que mira a las estrellas y sabe recitar. La pintan como una reina, Córdoba, Su majestad.
Pasan los años y llegas a la modernidad. Te acompañan tus ocho hijas, fruto de tu fertilidad, nacieron de tus entrañas y crecieron a la par, como ocho soles pasean su zalamería y saber estar. Las educaste en el respeto, en la cultura, la libertad, haciendo caso a omiso a las lenguas prestás pues ignorabas las habladurías del lugar. Tu casa siempre abierta a todo el que quisiera visitar a la vieja Andalucía, cubierta de canas ya, pero que sigue inspirando al pensador, al marinero, al Don Juan. Cuando lee parece cantar, pues en su voz se contonean siglos y siglos de interculturalidad.

“Enteraros de una vez por todas que mis hijas no hablan mal. Conoced su historia, de lo contrario no podréis catapultar una lengua como la nuestra a lo sencillo, cateto, vulgar.
¡Enteraos palurdos! El andaluz no es el mal hablar, tiene todo un legado detrás, la enjaezaron artistas, no olvidar: tiene una acento, un léxico, tiene alma…pa qué más! Está sujeta a nuestras leyes que nada tienen que envidiar al normativo castellano de Toledo, Valladolid o Alcalá.”

A los que la remedan les pone una sonrisa y en toda su plenitud le susurra bravía y segura:
- Aquí se habla andaluz.